18 Horas con Jeffrey Dahmer: Todo lo que el Caníbal de Milwaukee necesitaba era alguien con quien hablar
Mientras Jeffrey Dahmer se sentaba en su traje naranja y contemplaba el juicio que iba a ser presentado ante él en el tribunal del condado de Milwaukee, pensaría en los crímenes que había cometido, los muchachos que había matado, los hombres que había sodomizado, los órganos que había comido. Se preguntaba cómo había llegado a este punto de su vida. El hombre que habló con él sobre sus atroces crímenes sería el Dr. Park Dietz, uno de los psiquiatras forenses más prominentes y consumados de los Estados Unidos que trabajaba para el equipo de la fiscalía en el caso de Dahmer.
El Dr. Dietz quería mirar dentro de la mente de un desviado sexual Dahmer y ver el mundo desde su perspectiva. Hacerlo le permitiría determinar si estaba loco o no. El Dr. Dietz se sentó con Jeffrey Dahmer durante 18 horas y habló con él en un ambiente “sin prejuicios” sobre todo, desde su amor por las películas, como The Exorcist III y Star Wars – Return of the Jedi, a sus pensamientos sobre el sabor de la sangre y cómo se comió el bíceps de sus víctimas con patatas. El Dr. Dietz sabía exactamente qué preguntas hacer para determinar completamente el tipo de persona que Dahmer realmente era.
Para un jurado sería fácil percibirlo como un loco, pero cuando Dahmer fue juzgado por sus asesinatos, Dietz argumentó que Dahmer estaba completamente cuerdo y en control de sus acciones, que tomó medidas para evitar la detección y mostró alguna forma de auto-control mientras invitaba a sus víctimas a ir a casa con él. Muy pocas personas realmente conocían a Dahmer, pero el análisis de Dietz ayudó a poner al asesino tras las rejas. Real Crime habló con el Dr. Dietz desde su oficina en California, donde ahora dirige su propia firma de consultoría forense en Newport Beach. El Dr. Dietz nos contó lo que es conversar con uno de los asesinos seriales más infames del mundo y la mentalidad que le permitió a Jeffrey Dahmer atraer a docenas de hombres homosexuales de vuelta a su guarida para satisfacer sus turbulentos impulsos sexuales.
Usted es un experto en crímenes de sexo y violencia, ¿por qué estas áreas son tan interesantes para usted?
El sexo y la violencia son interesantes para casi todo el mundo, si el contenido de los medios populares es una guía. Para mí, los crímenes violentos y sexuales son de interés profesional porque eran las formas descuidadas de lesiones corporales prevenibles al comienzo de mi carrera. En la escuela de medicina ya sabía que estaba interesado en hacer algo con la delincuencia. Sentía que la criminología social era el camino a seguir. Yo era muy rebelde contra mi familia – todo el mundo estaba en medicina. Me encontré con un libro sobre la medicina que soluciona el crimen. Para mí esto fue un tremendo despertar de lo que podría pasar haciendo el resto de mi vida.
¿Cuál fue su primera impresión de Jeffrey Dahmer cuando se sentó con él?
Que era tímido. Él se opuso a que yo tuviera una cámara de vídeo apuntando a él como no había tenido oportunidad de ducharse y estaba teniendo uno de esos “días de mal pelo”, así que me hizo apuntar la cámara hacia la pared. Recuerdo que lo primero que me dijo fue: “Buen reloj”.
¿Cómo fue sentarse con Jeffrey Dahmer y hablar con él? ¿Fue un individuo interesante y cautivador o fue más bien reservado?
Inicialmente, él fue bastante reservado, pero parte de lo que hago es conocer a esas personas en un ambiente completamente imparcial, y cuando vio que iba a escucharlo, se volvió muy abierto, no sólo por mi enfoque, sino porque su equipo de defensa había dicho cosas buenas sobre mí. Lo vio como una oportunidad para entender cómo había acabado así. A partir de ese momento eso se convirtió en dos personas reservadas tratando de entender a una persona y resolver un rompecabezas.
¿Cree que Dahmer pudo haber parado lo que estaba haciendo?
Sí, hasta que no pudo disponer de los cadáveres lo suficientemente rápido, podría haberlo hecho. Vi una diferencia entre los primeros delitos y los últimos delitos, especialmente entre el asesinato número dos y el asesinato número 13. Pero llegó un momento en que bebía tanto, y se había quedado tan atrás en la eliminación de los cuerpos, y él estaba recibiendo quejas de su casero, que lanzó la precaución al viento y realmente se volvió descuidado.
