Peter Dinsdale nació en Manchester, el 31 de Julio de 1960. Hijo no deseado de una prostituta llamada Doreen y de un padre que nunca conocería. Y debido a que su madre tenía poco, si no es que ningún amor por Peter y tampoco podía hacer frente a su condición (cruelmente refiriéndose a él como “el fenómeno”), fue cuidado por su abuela materna hasta la edad de 3 años, quien también se cansó de él, para luego ser criado en una serie de casas-hogar para niños donde iba y venía y regresaba con su madre y su nuevo concubino, con quien se llevaba razonablemente bien.
Dinsdale sufría de epilepsia, un brazo derecho deformado y una hemiplejia espástica congénita en sus miembros derechos, esto lo hacía cojear sobre su pierna derecha, además de tener una compulsión por sostener su brazo derecho sobre su pecho. Asistió a una escuela especial hasta los 16 años, pero sufrió con lo que ahora se califica como “dificultades de aprendizaje” y dejó la escuela sin calificaciones y con un coeficiente intelectual de tan sólo 68. Fue esporádicamente empleado después de salir de la escuela, ya fuera en la autopista local, en días de partido de rugby, o en una granja de cerdos. Sus compañeros de trabajo lo recordaban como un personaje triste, tranquilo y sin pretensiones y a menudo burlado por quienes lo conocían. Sin embargo nunca se defendía, simplemente no decía nada.
Como resultado de una vida tan caótica y triste, Dinsdale se encontraba a menudo sin dinero, mal vestido, mal nutrido y tenía pocos amigos. Fue mientras vivía en las diversas casas-hogar que le introdujeron a la homosexualidad, en la que participaría, y donde se involucraría en la escena del “chico de alquiler” local. A menudo tendría que recurrir a dormir con hombres sólo para ganar dinero para comer, pero es posible que esto fuera también como una necesidad de afecto en la forma que pudiera conseguirlo. Tal vez lo que resume en lo que una figura trágica como Lee se había convertido debido a su vida al azar, era el hecho de que era conocido por todos los que lo conocían como “el bobo Peter”, y fue considerado por ellos como un extraño solitario. Extraño, pero no peligroso. Tal vez en lo que fue un intento de superar esto y transformarse a sí mismo, a la edad de 19 años cambió su nombre legalmente a Bruce George Peter Lee, en adoración a la estrella del Kung-Fu que él idolatraba. Pero esto fue después de todo, sólo un cambio de nombre. Seguía siendo el mismo joven burlado y ridiculizado, incluso con un nombre de “tipo duro”, la impresión que daba a la gente no cambiaba.
Lee también era un piromaníaco, afirmando que un hormigueo en sus dedos le indicaba que era hora de encender un fuego. Uno de sus primeros incendios fue en un centro comercial, el que redujo a cenizas, a la edad de 9 años. Pero el 23 de junio de 1973, Bruce Lee, uno de los asesinos seriales más prolíficos del Reino Unido (y también de los menos conocidos), comenzaría una campaña incendiaria de seis años que eventualmente tomaría 26 vidas y que también costaría incontables miles de libras esterlinas en daños materiales.
