Nacido en Potsdam, Alemania, el 6 de marzo de 1870 como el séptimo y último hijo de sus padres y entrenado como cerrajero, Adolf Seefeldt más tarde fue entrenado por un relojero en la reparación de relojes de bolsillo y relojes de pie. Seefeldt llegó a Lübeck en 1890 y se casó con Katarina Seefeldt, quien se divorció de él en 1910. Sorprendentemente, a la edad de diecinueve años, el hijo de este matrimonio fue enviado a un manicomio por crímenes sexuales.
Se dice que Seefeldt afirmó que siempre tuvo tendencias homosexuales y que de hecho él fue abusado sexualmente por dos hombres a la edad de 12 años. Pisó la cárcel por primera vez a la edad de 25 años por acoso sexual a un niño. Los psiquiatras le atribuyeron un retraso mental, y es por eso que pasó la mayor parte de su vida en hospitales psiquiátricos y prisiones.
Comenzó a asesinar niños de 4 a 12 años cuando ya tenía más de 60 años. Estaba sin hogar, viajando por Alemania. Ganaba dinero trabajando como relojero, lo que le valió el apodo de “El Tío Tic Tac”, “El Hombre de la Arena” o “El Tío Adi”. La gente lo describía como amigable y los niños pequeños confiaban en él. Seefeldt atraía a los niños al bosque, donde residía la mayor parte del tiempo. Les prometía regalos como dinero, chocolate o un reloj.
Y así fue como Adolf Seefeldt abusó sexualmente y asesinó al menos a doce niños en el tiempo del Tercer Reich, entre 1933 y 1935, especialmente en Mecklenburg, Pomerania Occidental. Una coincidencia se encontró en todas las víctimas, y esta era que los niños vestían trajes de marinero, que en ese entonces estaban de moda y además se les encontró “durmiendo pacíficamente”, sin ningún signo de violencia externa. Esto desconcertó a la policía, ya que sabía que algo andaba terriblemente mal. Un pastor blanco entrenado como perro rastreador hizo un trabajo fantástico. Hubo 12 víctimas confirmadas, aunque es posible que Seefeldt cometiera más de 100 asesinatos que en ese entonces se consideraron muertes naturales.
Hasta el día de hoy se especula sobre el método de Seefeldt para asesinar. “El Tío Tic Tac” declaró que no sabía cuántos niños había matado, y que en realidad al principio, no era su intención matar a los niños. Si un niño se defendía de sus acercamientos sexuales, los adormecía usando su cloroformo casero. El narcótico consistía en cal clorada, dióxido de manganeso, ácido clorhídrico y etanol. Empapaba un trozo de azúcar con dicho cloroformo y menta. De esta manera, los niños estaban intoxicados y él podía satisfacer sus enfermas necesidades. Más tarde, asesinaba a los niños envenenándolos con una dosis letal del narcótico o los estrangulaba. En una de sus víctimas, estudios microscópicos mostraron rastros de sangre o moretones por estrangulación. También otras versiones indican que todas las víctimas no fueron envenenadas, sino estranguladas.
Según Hans Pfeiffer, conocido autor de libros sobre crímenes reales, Adolf Seefeldt había puesto a sus víctimas bajo un sueño hipnótico, luego abusó sexualmente de ellas para luego dejarlas dormir en el bosque, donde no logró despertarlas de la hipnosis y al final murieron de hipotermia.
