Allá por el año de 1988, el psicólogo consejero, el Dr. Joel Norris describió la experiencia típica de llevar a cabo un asesinato desde la perspectiva de un asesino en serie. Sugirió que la experiencia se puede dividir en siete fases distintas.
El estudio: Norris trabajó en los equipos de defensa de varios asesinos convictos de Georgia, EE. UU., y llevó a cabo 500 entrevistas en profundidad con ellos, durante las cuales identificó varias fases psicológicas por las que atraviesa la mente de un asesino en serie. Encontró que el asesinato en serie es un comportamiento adictivo, siguiendo un patrón cíclico de siete fases en repetición.
El patrón paso a paso que sigue el típico asesino en serie, desde el momento en que comienza a reflexionar sobre su crimen hasta la inevitable decepción de sus secuelas, se describe a continuación.
1. La fase de aura.
El primer paso que da el asesino potencial ocurre cuando comienza a alejarse de la realidad y entrar en su propio mundo privado de fantasía perversa. Los amigos, la familia y aquellos que se encuentran con la persona pueden no ser capaces de detectar el cambio en la personalidad de esta persona. Dentro de su cabeza, sin embargo, él existe en una especie de “dimensión desconocida” retorcida. El tiempo puede ralentizar su mente, los colores tienden a volverse vívidos, los sonidos más intensos y la persona queda completamente desconectada de cualquier estímulo normal. Su comprensión de la realidad se afloja a medida que su mente se vuelve cada vez más dominada por los sueños de muerte y destrucción. Cuando está en esta fase, un asesino se vuelve antisocial y la vida ya no tiene sentido para él o ella. Poco a poco, la necesidad de representar sus fantasías dementes se convierte en una compulsión abrumadora.
Esta es la fase en la que las fantasías sádicas, sexuales y violentas comienzan a formarse en la mente del asesino. Como resultado, las drogas y el alcohol pueden ser utilizados por la persona para adormecer estas imágenes, lo que a su vez las empeora. Pronto, el asesino se consumirá con la urgencia de actuar según dichas fantasías. Esta fase puede durar desde algunos minutos a algunos años.
El proceso de pensamiento del asesino en este momento implica buscar a alguien a quien echarle la culpa por su enojo y su odio. Se ha revelado desde entonces, que la mayoría de los asesinos en serie han experimentado problemas emocionales en su propia infancia. Ed Kemper, un asesino serial californiano, vivía y peleaba incesantemente con su madre divorciada y dominante, hasta que un día la decapitó.
2. La fase de pesca.
Habiendo experimentado fantasías perversas, como un pescador lanzando su línea y buscando su captura, el asesino ahora comienza a buscar a una víctima, tal vez vinculada a la fantasía específica que ha estado experimentando, centrándose en los lugares donde es más probable que encuentre el tipo preciso de persona que sus enfermas necesidades requieren o en lugares con los que está familiarizado o donde se siente cómodo (la llamada “zona de confort” puede estar cerca del vecindario del asesino, la ruta al trabajo o en un determinado distrito o área). Puede parar en un patio de escuela, recorrer una zona roja, frecuentar un popular estacionamiento, o acechar un mirador. Eventualmente, se concentrará en un objetivo.
