Comportamientos como la mentira compulsiva, la destrucción de juguetes, el chantaje emocional o las rabietas violentas son tácticas que un niño antisocial podría aplicar como medio para controlar a sus padres. El Psicólogo Robert D. Hare, quien creó la “Escala de Evaluación de la Psicopatía de Hare”, señala que la conducta astuta y manipuladora es uno de los signos de la psicopatía.
En otro estudio, los investigadores se enfocaron en el comportamiento prepsicopático insensible-sin emociones (CU por “callous-unemotional” en inglés) y les hicieron preguntas a los padres sobre el comportamiento engañoso-insensible (DC por “deceitful-callous” en inglés) de sus hijos. Los cinco elementos que se consideran comportamiento engañoso-insensible (DC) son: El niño no parece culpable después de portarse mal, el castigo no cambia el comportamiento, el niño es egoísta / no comparte, el niño miente y el niño es astuto e intenta evadir a sus padres.
El estudio encontró que los niños pequeños que calificaron alto en la escala de comportamiento engañoso-insensible (DC) desarrollaron problemas de conducta significativos más adelante en la vida.
10.- Fantasías
Cuando a un niño se le dice que “siempre tiene la cabeza en las nubes”, a menudo es una burla inofensiva. Sin embargo, lo que podría pasar desapercibido es lo lejos que el niño está dispuesto a profundizar en su mundo ficticio.
La fantasía puede aliviar el miedo y la ansiedad. Pero otras formas compulsivas de escapismo a menudo se ven entre los niños que han sufrido abuso, negligencia o trauma. La fantasía se reproducirá como en un bucle, al cual el niño felizmente volverá para su propia satisfacción, muy parecido al deseo de un asesino en serie de reclamar víctima tras víctima.
El asesino en serie Edmund Kemper confesó: “Sabía desde mucho antes de que comenzara a matar que iba a estar matando, que iba a terminar así. Las fantasías eran demasiado fuertes. Duraban demasiado y eran demasiado elaboradas”.
Jeffrey Dahmer y David Berkowitz también revelaron que tuvieron períodos de fantasías intensas durante toda su juventud. La mayoría de los asesinos en serie ya han imaginado su primer asesinato en gran detalle mucho antes de que se hayan comprometido completamente con la idea.
Para concluir, como explicó el perfilador del FBI Jim Clemente en una frase muy cierta: “La genética carga el arma, su personalidad y su psicología la apuntan, y sus experiencias aprietan el gatillo”.
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