Al igual que muchos otros asesinos seriales, en su comunidad, John Edward Robinson era conocido como un encantador hombre de familia con negocios exitosos, cuatro hijos y una cariñosa esposa. Las autoridades conocían a Robinson como un astuto estafador, que fue condenado varias veces por delitos que iban desde manipular cheques y depósitos hasta robar bienes. Pero nadie sospechaba que el afamado activista del barrio era un monstruo sadomasoquista que seducía a mujeres vulnerables para convertirlas en sus esclavas personales y luego guardaba sus cuerpos muertos en barriles de metal de 55 galones.
Siendo el tercero de cinco niños, Robinson nació en Cicero, Illinois, el 27 de diciembre de 1943. Su padre era alcohólico y su madre autoritaria. A la edad de 13 años, fue un Eagle Scout. A la misma edad, también se matriculó en un seminario católico preparatorio, alegando que deseaba ser sacerdote, pero lo abandonó al final de su primer año debido a sus bajas calificaciones y problemas disciplinarios. Después de ello, comenzó a asistir a la escuela para estudiar radiología. A pesar de que sólo pasó dos años ahí y no terminó su entrenamiento, aún así fue capaz de conseguir un trabajo como técnico de rayos X en un hospital infantil en Kansas City, falsificando credenciales. Alrededor del mismo tiempo, a los 21 años, se casó con una mujer llamada Nancy Jo Lynch, con quien tuvo dos hijos y gemelos fraternos.
En 1966, después de ser despedido de su trabajo debido a su incompetencia, Robinson consiguió un trabajo similar en una práctica médica de la cual robó decenas de miles de dólares. También tuvo aventuras tanto con el personal como con los pacientes. En 1969, después de ser atrapado, fue condenado a tres años de libertad condicional. Él violó este acuerdo dentro de sólo un año al volver a Chicago.
Aunque Robinson fue condenado por robo, fraude y desfalco varias veces entre 1969 y 1991, fue capaz de trabajar para organizaciones caritativas y como líder cívico. En 1977, trabajando para una organización de servicios para discapacitados, consiguió incorporarse a su consejo de administración y creó un premio llamado “Hombre del Año” como su primera acción y se lo concedió a sí mismo. Cuando fue cubierto por los medios de comunicación, varias personas se dieron cuenta de que Robinson había falsificado sus recomendaciones. La prensa pasó dos semanas exponiendo a Robinson como el fraude que era, aunque sólo su esposa y sus hijos parecían sufrir.
Robinson es sospechoso de haber cometido su primer asesinato en 1984, cuando contrató a Paula Godfrey, de 19 años de edad, para trabajar como representante de ventas de dos compañías que el mismo Robinson había hecho para crear credenciales falsas para sí mismo. Después de que Robinson supuestamente la enviara a un curso de capacitación, ella nunca fue vista de nuevo. Su familia recibió una carta escrita a máquina con su firma en la que agradecía al Sr. Robinson por su ayuda y donde afirmaba estar bien, pero que no quería verlos. Como era mayor de edad y no había signos de juego sucio, no se llevó a cabo ninguna investigación. El paradero de Paula se desconoce hasta el día de hoy.